domingo, 13 de febrero de 2011

LINK 2011: F C

LINK 2011: F C: "Creación de ambientes de aprendizajes creativos con apoyo de las TIC Este tema generador brinda la posibilidad de convertir los ambientes ..."

LINK 2011: F C

La creatividad: estructuras mentales, activadores, procesos y tendencias.

La creatividad es la rama de la psicología, la creatividad es un bien social que le permite al ser humano hacer modelos de vida para el desarrollo.

Mihaly Csikszentmihalyi (1996) habla que cada uno de nosotros tiene dos tendencias contradictorias una es la conservadora y la expansiva y aporta que las dos tendencias deben ser desarrolladas simultáneamente.

La creatividad es impulsada por la innovación ya que esto ayuda a la creación de recursos y productos para satisfacer las necesidades.

Conceptualización:

La creatividad es un proceso mediante el cual el ser humano innova y produce nuevos mecanismos que son útiles para el ser humano y la satisfacción de necesidades.

Martin (1998) el aporta al concepto de creatividad “la innovación útil” ya que permitiría asociar el acto creativo con la creación de algo útil y beneficioso para la sociedad.

El hombre tiene la capacidad de inventar, razonar, imaginar, reflexionar y crear procesos de indagación que permitan las búsquedas de nuevos conocimientos para la creación de productos tangibles o intangibles.

La creatividad es algo que todos los seres humanos tenemos, es algo espontaneo e innato que nos permite desarrollar dos tipos de pensamiento: el lateral y el lógico los cuales se complementan y se hacen interdependientes e interactuantes.

La característica creativa del pensamiento permite analizar tres generaciones:

En la primera generación se habla de la creatividad como algo útil para el coeficiente intelectual. Esta generación está vigente ya que la humanidad seguirá reflexionando para abrir nuevas posibilidades.

En la segunda generación se hace énfasis en lo pragmático ya que los problemas se vuelven oportunidades de crear estrategias para soluciones concretas.

En la tercera generación se habla del vivir creativo, implica resolver problemas de forma creativa e innovar en la imaginación.

Para determinar el potencial creativo de una persona se tiene en cuenta los siguientes factores:

Originalidad, flexibilidad, productividad, elaboración, análisis, síntesis, apertura mental, comunicación, sensibilidad para los problemas, redefinición, nivel de inventiva además de esto la expresión, el sentido del humor y el factor sorpresa. La creatividad implica olvidar ideas obsoletas e innovar.

Como alimentamos la creatividad también podemos matarla con actitudes y conductas que desestimulan el acto creador alguno de estos aspectos son:

Pensamientos negativos, incoherencia, rigidez, angustia, violencia, estrés, miedo, ignorancia, inseguridad, debilidad, poder, pesimismo, individualismo, presión, conformismo, prepotencia, flojera, rutina entre otros aspectos que minimizar las capacidades creativas del ser humano.

La creatividad es considerada como un punto de inicio para buscar superar conocimientos ya planteados ya que todo paradigma puede ser superado e innovado.

Los procesos creativos son aquellos que crean esquemas simbólicos característica que se considera bastante complicada. La innovación es limitada por la prestación de la conciencia ya que los ser humanos nos hemos quedado en muchos de los obstáculos que se han presentado y no utilizamos la imaginación y la creatividad para buscar solución a los problemas de manera real y concreta.

Podemos concluir que el ser humano debe explorar sus conocimientos y sumergirse en un mundo lleno de oportunidades y acontecimientos que lo impulsen a crear e inventar nuevos mecanismos y formas de solucionar problemas y crear productos que ayuden al mejoramiento de la calidad de vida del hombre. Implementar la tecnología que hoy día es una herramienta práctica y útil para la invención de prototipos especializados que nos ayudan al desarrollo mental.

martes, 8 de junio de 2010

EL EFECTO INVERNADERO

Los denominados gases de efecto invernadero o gases invernadero, responsables del efecto descrito, son:
Vapor de agua (H2O)
Dióxido de carbono (CO2 )
Metano (CH4)
Óxidos de nitrógeno (NOx)
Ozono (O3)
Clorofluorocarbonos (CFCl3)
Si bien todos ellos (salvo los CFCs) son naturales, en tanto que ya existían en la atmósfera antes de la aparición del hombre, desde la
Revolución industrial y debido principalmente al uso intensivo de los combustibles fósiles en las actividades industriales y el transporte, se han producido sensibles incrementos en las cantidades de óxidos de nitrógeno y dióxido de carbono emitidas a la atmósfera, con el agravante de que otras actividades humanas, como la deforestación, han limitado la capacidad regenerativa de la atmósfera para eliminar el dióxido de carbono, principal responsable del efecto invernadero.
Se denomina efecto invernadero al fenómeno por el cual determinados gases, que son componentes de una atmósfera planetaria, retienen parte de la energía que el suelo emite por haber sido calentado por la radiación solar. Afecta a todos los cuerpos planetarios dotados de atmósfera. De acuerdo con la mayoría de la comunidad científica, el efecto invernadero se está viendo acentuado en la Tierra por la emisión de ciertos gases, como el dióxido de carbono y el metano, debida a la actividad económica humana.
Este fenómeno evita que la energía solar recibida constantemente por la Tierra vuelva inmediatamente al espacio, produciendo a escala planetaria un efecto similar al observado en un
invernadero.
Se llama efecto invernadero al proceso por el que ciertos gases de la atmósfera retienen gran parte de la radiación infrarroja emitida por la Tierra y la reemiten de nuevo a la superficie terrestre calentando la misma. Estos gases han estado presentes en la atmósfera en cantidades muy reducidas durante la mayor parte de la historia de la Tierra.
Aunque la
atmósfera seca está compuesta prácticamente por nitrógeno (78,1%), oxígeno (20,9%) y argón (0,93%), son gases muy minoritarios en su composición como el dióxido de carbono (0,035%: 350 ppm), el ozono y otros los que desarrollan esta actividad radiativa. Además, la atmósfera contiene vapor de agua (1%: 10.000 ppm) que también es un gas radiativamente activo, siendo con diferencia el gas natural invernadero más importante. El dióxido de carbono ocupa el segundo lugar en importancia.

La denominada curva Keeling muestra el continuo crecimiento de CO2 en la atmósfera desde 1958. Recoge las mediciones de Keeling en el observatorio del volcán Mauna Loa. Estas mediciones fueron la primera evidencia significativa del rápido aumento de CO2 en la atmósfera y atrajo la atención mundial sobre el impacto de las emisiones de los gases invernadero.
El efecto invernadero es esencial para la vida del planeta: sin CO2 ni vapor de agua (sin el efecto invernadero) la temperatura media de la Tierra sería unos 33 °C menos, del orden de 18 °C bajo cero, lo que haría inviable la vida

ACCIONES PARA REDUCIR EL CALENTAMIENTO GLOBAL

Algunas de las soluciones que cada individuo de las sociedades más avanzadas pueden aplicar para controlar la producción de CO2, siempre que sea posible, son:
Cambiar las bombillas tradicionales por otras de bajo consumo (compactas fluorescentes, o
LED's). Las CFL, consumen 60% menos electricidad que una bombilla tradicional, con lo que este cambio reduciría la emisión de dióxido de carbono en 140 kilos al año.
Poner el termostato con dos grados menos en invierno y dos grados más en verano. Ajustando la calefacción y el aire acondicionado se podrían ahorrar unos 900 kilos de dióxido de carbono al año.
Evitar el uso del agua caliente. Se puede usar menos agua caliente instalando una ducha-teléfono de baja presión y lavando la ropa con agua fría o tibia.
Utilizar un colgador/tendedero en vez de una secadora de ropa. Si se seca la ropa al aire libre la mitad del año, se reduce en 320 kilos la emisión de dióxido de carbono al año.
Comprar productos de papel reciclado. La fabricación de papel reciclado consume entre 70% y 90% menos energía y evita que continúe la deforestación mundial.
Comprar alimentos frescos. Producir comida congelada consume 10 veces más energía.
Evitar comprar productos envasados. Si se reduce en un 10% la basura personal se puede ahorrar 540 kilos de dióxido de carbono al año.
Utilizar menos los aparatos eléctricos; al menos, los encaminados exclusivamente al ocio. Desconectar los aparatos de radio, televisión, juegos, etc. a los que no se esté prestando atención en ese momento.
Elegir un vehículo de menor consumo. Un vehículo nuevo puede ahorrar 1360 kilos de dióxido de carbono al año si este rinde 2 kilómetros más por litro de combustible (lo mejor sería comprar un
vehículo híbrido o con biocombustible).
Conducir de forma eficiente: utilizando la marcha adecuada a la velocidad, no frenar ni acelerar bruscamente, y en general intentar mantener el número de revoluciones del motor tan bajo como sea posible.
Evitar circular en horas punta.
Usar menos el automóvil. Caminar, ir en bicicleta, compartir el vehículo y usar el transporte público. Reducir el uso del vehículo propio en 15 kilómetros semanales evita emitir 230 kilos de dióxido de carbono al año.
Elegir una vivienda cerca del centro de trabajo o de educación de nuestros hijos.
No viajar frecuentemente ni lejos por puro placer. Desde hace unos 20 años el hábito de viajar en avión se ha extendido de tal forma, y en ocasiones a precios tan bajos, que las emisiones de gases debidas a los aviones se han incrementado en más de un 200%.
Revisar frecuentemente los neumáticos. Una presión correcta de los neumáticos mejora la tasa de consumo de combustible en hasta un 3%. Cada litro de gasolina ahorrado evita la emisión de tres kilos de dióxido de carbono.
Plantar árboles. Una hectárea de árboles, elimina a lo largo de un año, la misma cantidad de dióxido de carbono que producen cuatro familias en ese mismo tiempo. Un solo árbol elimina una tonelada de dióxido de carbono a lo largo de su vida.
Exigir un
certificado ambiental de edificios contribuye a la reducción de emisiones ya que se estima que el 50% del problema es originado por la construcción y funcionamiento de edificios y ciudades. Esto implica que al momento de adquirir o rentar una vivienda o edificio debemos exigir una certificación o etiquetado que indique el contenido energético del bien y el necesario para funcionar. De manera similar a la que ya se implementa en refrigeradores, motores eléctricos, lámparas eléctricas y otros.